Difícil hablar de Galicia, de su comida, de sus paisajes… y no hacerlo de sus vinos. Sentarse en una terraza observando cómo un mar Atlántico embravecido golpea la costa en un pequeño pueblo marinero, con una copa de Albariño o un buen Ribeiro en la mano, es uno de esos placeres de los que uno siente morriña cuando se va.
La llegada de los romanos parece estar vinculada con el origen del cultivo en Galicia de uva albariña, treixadura o godello, algunas de las que se cultivan desde hace más tiempo en la región. Y son precisamente las uvas las que dan nombre a muchos de sus caldos. Curiosamente, Galicia es la única zona de producción vitivinícola de España donde los vinos se conocen más por el tipo de uva de la que se extraen que por su Denominación de Origen (D.O.). Por cierto, hay cinco: Rías Baixas, Ribeiro, Ribeira Sacra, Valdeorras y Monterrei.
Fuente: Galiciaenpie.com
RÍAS BAIXAS
Sus vinos son los que todos conocemos como “albariño”. Este vino blanco gallego es, para muchos expertos, uno de los mejores del mundo. Su nombre proviene de la uva albariña, de la que se extrae mayoritariamente la producción, aunque en algunos casos se mezcla con loureira, treixadura o caíño branco.
Se cultiva en la provincia de Pontevedra, en la zona más occidental de Galicia, a muy baja altitud y en terrenos cercanos a la costa.
El vino albariño es equilibrado, de un color amarillo limón, a veces con reflejos verdosos, de intensidad media, envolvente, fresco, con un aroma con matices florales o a cítricos. Marida a la perfección con sabores no muy intensos, como un buen pescado, mariscos o carnes blancas.
Rías Baixas no solo produce blancos, sino también vino rosado y espumosos.
Destacan Pionero Mundi y Bodegas Viña Almirante.
RIBEIRO
Sus 115 bodegas están ubicadas lejos de la costa, en las riberas del Miño, el Avia y el Arnoia (de ahí su nombre), en la provincia de Ourense. El microclima de la zona, mezcla de mediterráneo y atlántico, determina el cultivo de la vid. Dicen los expertos que las montañas que frenan el avance de los vientos y las tormentas procedentes del mar ayudan a conservar la acidez natural de la uva y equilibran su frescor.
El geógrafo e historiador griego Estrabón habla ya en el s.II a.C. de la producción de vino en esta región. En la alta Edad Media, los monasterios se convirtieron en los grandes impulsores de los viñedos. Querían proveer con ellos a las principales sedes eclesiásticas.
Los vinos de Ribeiro más conocidos son tintos, con sabor afrutado y fuerte personalidad. Son el resultado de la mezcla de variedades de uva como treixadura, torrontés, loureira, caíño, brancellao, sousón…
Son un buen acompañante de carnes, jamón, vieiras, empanada…
Viño Monte Lourido es uno de los más conocidos.
RIBEIRA SACRA
Esta denominación de origen centra su producción en el entorno del Río Sil. En los escarpados acantilados de sus orillas, donde apenas entran las máquinas, se vendimia aún del modo tradicional. La pendiente llega a veces a superar el 70% de inclinación, lo que impide la entrada de maquinaria y convierte la recogida de uva en un verdadero ejercicio de riesgo. Es por eso que en algunas de las bodegas de la Ribeira Sacra se habla de “vendimia heroica”.
Esos terrenos escarpados, con base de pizarra, proporcionan a los vinos una acidez natural. Hay 99 bodegas en esta denominación de origen y cultivan sobre todo uva mencía y godello, dos tipos de uva que dan nombre a sus mejores vinos.
VALDEORRAS
Menos conocidos son los vinos de D.O. Valdeorras y Monterrei, pero sus caldos empiezan también a posicionarse en el mercado exterior. El vino más bebido de Valdeorras es el blanco de godello, un vino fino, de aroma afrutado, color amarillo pajizo. También, destaca el mencía, de intenso color púrpura, aroma elegante y también afrutado, ligero y con un regusto intenso y prolongado.
Entre sus caldos: Joaquín Valdeorras, Valdesill y Godeval.
DENOMINACIÓN DE ORIGEN MONTERREI
La emigración, el cierre de la bodega de la cooperativa y el abandono de las tierras de cultivo estuvieron a punto de hacer desaparecer los viñedos, pero el reconocimiento de la denominación de origen hizo resurgir estos vinos.
Los caldos de esta denominación de origen se caracterizan por su baja acidez. Los blancos tienen un aroma intenso, equilibrado, fresco, mientras los tintos muestran aromas frutales y sedosos, con un color rojo cereza.
Destacan: Gargalo, Fragas do Corvo y Fragas do Lecer
Todo un despliegue de sabores, aromas, cuerpo… que en el Restaurante Saraiba os proponemos descubrir. En nuestra bodega hay hasta 120 vinos de diferentes bodegas, entre ellas, como no, caldos de las cinco Denominaciones de Origen gallegas.
Post by: Ingrid Miguélez